Maldito el día que te cruzaste en mi
camino he hiciste que te entregara mi corazón mi amor mi sonrisa mis ilusiones
mi alma entera te entregue mi vida a manos llenas deje que en cada pensamiento
fueras tu mi todo, que deje que entraras en
lo mas profundo de mi corazón que deje que fuera yo el títere en tus manos que
manejabas a tu antojo, me llenaste de frustraciones, de miedo de inseguridades,
me hacías sentir que no valía nada...
Maldito ese día que deje que entraras en mi vida como humedad a mi corazón para hacerlo sufrir con palabras de amor vacías y yo me dejaba llevar porque yo te amaba como nunca ame, me deje arrastrar por tus frustraciones de hombre herido, que yo pensé borrar esas heridas que otro amor te dejo...
Maldito el destino que permitió verte en el preciso momento que tus lagrimas rodaban por tu mejilla que yo trate de secar con mis labios quedándome yo con el sabor amargo de tu alma y corazón y que la soledad en mi corazón sentía y deseaba encontrar a quien amar...
Pero pensándolo bien... no es el día, ni la hora, ni el lugar, ni el corazón, ni el alma, ni la soledad, ni las circunstancias que te encontré...
Estúpida de mí que desde el inicio de tus frustraciones entraran en mí, porque desde el primer día que le diste el primer golpe al corazón, ese día te hubiera arrancado de mí...
Pero como yo te amaba aquí estaba esperando tus reclamos y palabras vacías de amor.
Maldito ese día que deje que entraras en mi vida como humedad a mi corazón para hacerlo sufrir con palabras de amor vacías y yo me dejaba llevar porque yo te amaba como nunca ame, me deje arrastrar por tus frustraciones de hombre herido, que yo pensé borrar esas heridas que otro amor te dejo...
Maldito el destino que permitió verte en el preciso momento que tus lagrimas rodaban por tu mejilla que yo trate de secar con mis labios quedándome yo con el sabor amargo de tu alma y corazón y que la soledad en mi corazón sentía y deseaba encontrar a quien amar...
Pero pensándolo bien... no es el día, ni la hora, ni el lugar, ni el corazón, ni el alma, ni la soledad, ni las circunstancias que te encontré...
Estúpida de mí que desde el inicio de tus frustraciones entraran en mí, porque desde el primer día que le diste el primer golpe al corazón, ese día te hubiera arrancado de mí...
Pero como yo te amaba aquí estaba esperando tus reclamos y palabras vacías de amor.
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